En la mayoría de las empresas de manufactura y distribución nos encontramos con un problema persistente: La planeación no es realizada con demanda real del mercado, sino con un pronóstico que puede provenir de un proceso más o menos sofisticado. Esto se debe a que típicamente la visibilidad de la demanda real es sólo de unos pocos días, mientras que el tiempo de entrega de los componentes o materias primas necesarios para la producción suelen ser de varias semanas.
Lo anterior obliga a los planeadores a ejecutar sus métodos de planeación (MRP o similar) con cantidades pronosticadas a un periodo futuro específico (digamos 2 meses), que como se muestra en la figura, al avanzar en el tiempo y llegar al momento que se pronosticó, típicamente tendremos un error de pronóstico positivo o negativo que nos generará ya sea un sobre inventario o un agotamiento del producto.
El MRP o los sistemas de planeación avanzada deberían ayudarnos a evitar estas situaciones, pero pareciera que por el contrario distorsionan las señales. Pequeñas variaciones en la demanda provocan grandes cambios en los puntos de abasto, además que los retrasos se van acumulando en la ejecución a lo largo de toda la cadena.
Resulta que los sistemas que usamos actualmente han estado con nosotros desde hace 60 años. En lugar de necesitar inventario para todo, la promesa MRP fue tener justo lo necesario, cuando se necesitara. Fue el primer sistema “justo a tiempo”, creado un plan sincronizado de todos los requerimientos a través de todas las dependencias de una lista de materiales.
Si se tienen las posiciones de inventario, las listas de materiales y una señal de demanda (en este caso un MPS que me indica lo se puede y se va a producir durante el periodo), entonces todo debiera funcionar perfecto: los materiales estar cuando deben de estar, se produce en el momento correcto, la demanda es muy sencilla y puedo satisfacerla con sólo ejecutar el plan.
Entonces, si el MRP es tan poderoso y preciso, ¿por qué falla? En primer lugar, sucede que nuestro entorno dista mucho del existente hace 60 años en que se creo. Es dinámico, más complejo y hasta nervioso. Nuestras cadenas de suministro están muy lejos de ser lineales como se supone en el MRP.
Esta complejidad hace que las señales de demanda sean cada vez menos precisas; es decir, no podemos seguir dependiendo de pronóstico. Es mucho más complicado ejecutar nuestros planes de producción y se van acumulando retrasos en el piso de producción. Intentamos correr más frecuente el MRP a fin de actualizar el plan. En lugar de ser más eficiente, resulta que genera mucho más nerviosismo.
Tenemos que concluir que, vivimos en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, y necesitamos modelos de operación que nos permitan hacer frente a este tipo de entorno. El Demand Driven Institute ha desarrollado un modelo así. Un modelo con dos elementos clave:
(1) Utiliza la demanda real como disparador de la cadena, y
(2) Promueve el flujo de materiales e información relevante, incorporando posiciones estratégicas de inventario para desacoplar el abasto y la demanda, dándole independencia y permitiendo su propio ritmo en los diferentes segmentos de la cadena.
El efecto de este sistema es el amortiguar la variabilidad que vemos en nuestro entorno y mitiga su propagación a lo largo de la cadena de suministro.
¿Requiere su empresa de modernizar su sistema de planeación? Salvo que su mercado y entorno no hayan cambiado en los últimos 60 años……, sin duda es crucial modernizarse.
Autor: Guillermo Utrilla